La creación de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (CELAC) en 2010 en la Cumbre de la Unidad de América Latina y el Caribe, celebrada en Playa del Carmen (México), y cuya I Cumbre de constitución tuvo lugar en Caracas en diciembre de 2011, simboliza el triunfo de la apuesta por la autonomía de la región que ya se había ido manifestando desde hace tiempo, pero especialmente en las dos últimas décadas, desde la creación de MERCOSUR en 1991 pasando por el surgimiento del ALBA o la consolidación de UNASUR en los últimos años.
Esto no significa que desaparezcan las viejas organizaciones de unidad continental (la Organización de Estados Americanos) o cultural (la Comunidad Iberoamericana de Naciones), con sus socios añadidos. Pero sí es cierto que las estrategias regionalistas estrictamente latinoamericanas pretenden mejorar la competitividad económica de la región en el mundo y reforzar su capacidad política, no sólo frente a otras regiones sino precisamente en las interdependencias regionales e incluso en la gobernabilidad interna de cada uno de los países.
La intención de esta propuesta temática, bastante más reducida que la del anterior Congreso del CEEIB, no excluye un espacio más amplio de reflexión y debate científico sobre el mundo iberoamericano desde los más variados enfoques disciplinares. De hecho, este es uno de los objetivos de este XV Encuentro, ampliar las áreas que tradicionalmente estaban presentes e incorporar disciplinas y especialidades que tienen mucho que aportar al iberoamericanismo español.
